Testimonios II

La realidad histórica tiene muchas maneras de ocultarse. Una de las más eficaces consiste en mostrarse a la vista de todos (…) nos obliga a frotarnos los ojos y a confesarnos que habíamos sido víctimas de una extraña ilusión de óptica histórica.
Octavio Paz
¿Tlaloc y Quetzalcoatl?
INTRODUCCIÓN
La significación tutu-nakú que hemos dado al monumental sitio hasta hoy llamado Teotihuacan nos obliga a acercarnos con cautela, pero sin miedo, a esta singular joya arqueológica: La mas importante del Continente Americano. Tratar de probar nuestra teoría siempre será más fácil que lo fue el tratar de probar que la tierra era redonda y … ¡fue redonda!
Pero no se trata de probar algo por el deseo de destacar, sino por el sano anhelo de aportar algo positivo a una étnia mexicana excepcional cuyo “premio” a algunas de sus distinguidas cualidades (como el pacifismo, y la creatividad ligada a la humildad) ha sido, hasta hoy, utilizar el peyorativo “naco” para despreciar todo lo que huela a indígena. Esto, en su caso, después de padecer (en distintas formas y por nueve siglos) la supeditación humillante por parte de grupos nahuas; toltecas, chichimecas y aztecas.
Por eso hoy daremos prioridad a algo que preocupa especialmente; la suerte que podría correr, en el corto plazo, el anteriormente llamado “Templo de Quetzalcoatl” y hoy sólo mencionado como “Pirámide de la Serpiente Emplumada”. Un monumento de especial sentido simbólico, muy propio, y que nada tiene que ver con el mito nahua “Tepiltzin-Quetzalcoatl”.
SEÑALES DE ALARMA
Hace ya algunos años que se ha venido hablando de su paulatina destrucción pero, recientemente, las dudas sobre su futuro han resaltado (sin amarillismo) en una publicación seria (National Geographic en Español) de julio de 2003 en un artículo de Alejandra Xanic “Al auxilio de la Serpiente Emplumada”.
Sólo tres meses más tarde, 8 de octubre de 2003, en la sección “Cultura” del Diario Milenio aparece un artículo firmado por Leticia Sánchez en el que habla de “riesgo de colapso”. Mas que este término, lo alarmante parece ser el manifiesto analfabetismo histórico que está presente en las opiniones de quienes oficialmente son responsables de controlar esa situación, y que bien parece ser “jaulas conceptuales” que justifican esa famosa expresión de Ortega y Gasset: “Un hombre se define mas por lo que cree que por lo que piensa. La sustancia de la historia, su meollo, no son las ideas sino lo que está debajo de ellas: las creencias.” Por siglos, la creencia de que Teotihuacan era obra de toltecas prevaleció y, al venirse al suelo, sin explicarlo ni definirlo con precisión y veracidad, se sigue insistiendo en que el ejemplar y obvio logro de pacifistas fue obra de “guerreros”.
En el anterior panorama se agrega un elemento a esta situación que, seguramente sin proponérselo, induce a considerar la posibilidad de que se agrave la situación de la Pirámide de la Serpiente Emplumada. Se trata del Número 64 (Vol XI) de la importante revista “Arqueología Mexicana” correspondiente a noviembre y diciembre de 2003 y dedicado, casi exclusivamente al tema “Teotihuacan – Ciudad de Misterios”. Se justifica este título pero aquí lo alarmante no es lo que se dice sino lo que se calla. Este número especial está lleno de información básica y valiosa en muchos sentidos, incluyendo alguna que tenemos que descifrar “entre líneas” pero, directamente, no hay nada que se refiera a la problemática que enfrenta la pirámide que hoy nos ocupa. Bien; enfrentemos lo peor… ¡desaparece, o queda reducida a un montón de escombros!
SIN MAÍZ NO HAY PAÍS
Por supuesto que aún desapareciendo físicamente, quedaría en la memoria esa colosal ofrenda al MAIZ, y a los muertos por el maíz, los que vivieron para el maíz; para hacer posible ese enorme esfuerzo civilizatorio; algo que constituye la base misma de la cultura profunda y absolutamente original de este país. Estamos hablando de lo más profundo del México Profundo: Los MUERTOS y EL MAIZ. Lo explicaremos:
Consideremos que se trata de una ofrenda a los muertos porque el número de sus pisos o niveles es SIETE, el número que en la cosmovisión tutu-nakú se aplica a los muertos. Los mismos siete pisos que tiene la Pirámide de los Nichos en Tajín, que no sabemos que alguien haya perforado para saberlo pero tal vez también pudiera tener muertos de méritos relevantes. Por otra parte, la orientación de esta ofrenda que nos ocupa es importante: Esta orientada al poniente, a donde el Sol “muere” cada día para ellos, el ocaso es la zona de los muertos.
Refiriéndonos al MAÍZ, acompañamos una ilustración para mostrar sus mas destacados motivos ornamentales: Una figura que semeja estar hecha de granos de maíz y a la que el “Tlaloc” es inaplicable por tratarse de una deidad llegada con mucho tiempo de retraso; nahua, por supuesto. Es más creíble que se trata de “El señor del MAÍZ” tutu-nakú. El otro destacado motivo ornamental es una cabeza de serpiente que no tiene plumas, que es absurdo asociarla a un quetzal y que emerge de entre hojas de maíz.
De que esta pirámide se destruya no sólo sería algo triste, sino que también sería algo irónico: Esto vendría después de noviembre de 2003 en que la UNESCO declaró a la festividad indígena de “Día de los Muertos en México” como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”. Algo muy relevante y justo. Así que antes que quede reducida a escombros esta monumental ofrenda tutu-nakú, tenemos que meditar lo que señaló en París Koichiro Matsura, Director General de la UNESCO: “El propósito de estas proclamaciones no sólo es reconocer el valor de algunos elementos de estos patrimonios intangibles; estos representan el compromiso de los Estados para implementar planes que promueven y protejan las susodichas obras maestras.”
Aquí sólo queremos resaltar que “TUTU-NAKÚ” (Teotihuacan) bien merece la defensa y el conocimiento básico y profundo de los propios mexicanos, independientemente del interés que se manifieste en el exterior.
HABLEMOS DE SIGNIFICADOS
La significación de la pirámide a la que hoy nos hemos venido refiriendo es crucial; “TUTU-NAKÚ” (Teotihuacan) fue la primera gran cultura del maíz, en el mundo, por supuesto. Y esta monumental ofrenda es la mas contundente comprobación de alto grado de excelencia (diríamos hoy) y de eficiencia productiva en el grano más importante de México. Fue seguramente un gran refinamiento el uso de serpientes en el control de roedores y algo que, aún limitado, todavía está presente en nuestro país.
¿Qué pudo haber sido determinante en la final caída y destrucción de “Teotihuacan” (TUTU-NAKÚ)? Muy probablemente el hecho de que los que despojaron a los tutu-nakú de su gran ciudad (guerreros o salteadores) fueron incapaces de mantener el alto nivel de producción agrícola; misma que había hecho posible esa gran civilización. Que eso terminó en desertización es comprobable hasta el día de hoy, algo parecido sucedió en su segunda gran ciudad TAJÍN. Ahí, cansados del yugo Tolteca, abandonaron la ciudad por el año de 1200 y esta pereció, invadida por la selva y localizada nuevamente hasta 1785.¿PODIA PROBARSE LO NEGATIVO DE SU OCUPACIÓN “MILITAR”?
Por supuesto, ya hemos hablado algo de esto. Los nuevos amos taparon con un muro esa valiosísima ofrenda al maíz y a sus genios agrícolas. Construyeron otra “pirámide” enfrente e iniciaron la destrucción del monumento. Cómo todo cazador probablemente odiaban o temían a las serpientes; aunque nunca sabremos los detalles. Pero si sabemos que los que abandonaros el original “Tutu-Nakú” regresaron a su región de procedencia original. No todos llegaron hasta la Costa del Golfo, muchos se quedaron en la Sierra, pero entre la sierra y la costa la tradición de utilizar serpientes, aunque en menor medida, aún está vigente.
NO HA MUERTO LA MEMORIA HISTORICA
Llego a nuestras manos un valioso respaldo: “NUESTRO MAÍZ”, dos tomos con 30 monografías populares sobre los mas diversos aspectos de la producción de maíz, principalmente procedentes del México indígena. El Prólogo a cargo del entonces Director del Museo Nacional de Culturas Populares, Guillermo Bonfil Batalla. Esa institución registró este trabajo en 1982.
Bien; al grano. En el trabajo “Mito, Historia y Realidad en el Cultivo del Maíz” correspondiente a la Comunidad de Francisco Sarabia, perteneciente al Municipio de Papantla, Veracruz, encontramos esto:
“La víbora mazacuate también se relaciona con la siembra, porque nosotros tenemos la creencia de que este animal nos puede ayudar. Muchos de los que creemos esto lo dejamos en la milpa, ya sean en el centro o en algún lugar en donde pueda refugiarse, porque no perjudica y si en cambio sirve para que coma los ratones del monte que perjudican la siembra (…) Además este animal ve en peligro su vida, no sale de día, solamente tiene las noches para buscar su alimento y siempre está en peligro porque Dios lo puede matar en cualquier momento”.
UN POCO MAS DE MEMORIA HISTORICA
Respecto a la comunidad misma nos informan: “Francisco Sarabia, originalmente San Francisco, es una comunidad recientemente poblada, cincuenta años a los mas, a la que han confluido gente de muy diversos lugares de la región serrana del estado de Puebla.”
También nos dicen: “En la comunidad de Francisco Sarabia todos sus habitantes hablan el idioma totonaca, el 50% de ellos provienen del Estado de Puebla y el otro 50% del Estado de Veracruz.”
Las posibilidades son que los del estado de Puebla sean descendientes de los tutu-nakú que construyeron la gran ciudad en el hoy Estado de México, y que los veracruzanos descienden de los que no tomaron parte en esa gran aventura. Los cierto es que sus informaciones combinadas tienen una gran riqueza. Lo confirmaremos enterándonos de otra parte de su misma monografía: “La planta de la que se originó el maíz”.
“Por la parte de nuestra creencia, dicen los abuelos que el origen del maíz es la planta que se llama “tepetzintle” (maíz del monte) o en nuestro idioma totonaco KONE (no tiene traducción). Es una planta pequeña del monte que crece aproximadamente como 40 cm, con hojas en la forma que tienen las palmillas, sólo que mas angostas, y a la que también le sale su fruto en forma de una mazorca pequeña pero los granos son casi iguales a los del maíz, nada mas que no se comen. El tepetzintle sólo sirve como planta de ornato para la semana santa y otras fechas festivas.”
“Hay otra planta que conocemos como “El tío del maíz”; es una que crece a la altura de las milpas y es parecida porque tiene sus hojas largas y un poco angostas, como las de la milpa; el tallo es mas delgado y resistente que el del maíz, casi como el carrizo. El tío del maíz se parece mas a este en la flor, nada mas que de esta salen semillas y no una mazorca; siempre nace en donde hay milpas sin que nadie lo siembre, a veces cuando abunda y estorba lo tumbamos, pero nunca se acaba porque toda la semilla que le sale casi todo vuelve a nacer al estar en el suelo. Su nombre en nuestro idioma totonacas es xkuko liwat que quiere decir tío de nuestro alimento…”
Si a la información anterior agregamos la que nos da el Popol Vuh (el libro sagrado de los mayas); que los mayas llevaron el maíz de la zona totonaca de Mizantla; concretamente de Paxil y Cayalá, no nos queda más que deducir que la étnia mexicana que tiene mas posibilidades que ninguna otra de haber sido la domesticadora (creadora) del maíz es la TUTU-NAKÜ.
AHORA, ALGO SOBRE QUETZALCOATL.
¿Cómo explicarnos las equivocaciones de siglos en estos asuntos? No nos queda sino acudir a un pasaje del extenso prefacio que Octavio Paz escribió para la presentación del libro “Quetzalcoatl y Guadalupe”del francés Jacques Lafaye, (F.C.E.). Esto es lo escrito por Octavio Paz en octubre de 1973.
“El mito de Quetzalcoatl/Santo Tomás nunca fue realmente popular. Desde el principio se presento como un tema de interpretación histórica y teológica mas que como un misterio religioso.”
“Su nombre es nahuatl, pero es un dios antiquísimo, anterior al nombre como lo conocemos. Fue una divinidad de la costa asociado al mar y al viento que asciende al altiplano, se asienta en Teotihuacan como un gran dios y, destruida la metrópoli, reaparece en Tula varios siglos después, ya con su nombre de ahora. En Tula se desdobla; es el dios creador y civilizador Quetzalcoatl, deidad que la gente de Tula, recién salida de la barbarie, hereda o roba a Teotihuacan; y es una sacerdote que tiene como nombre ritual el del dios (Topiltzin-Quetzalcoatl). Tula es devastada por una guerra civil religiosa que es también un combate mítico entre las deidades guerreras de los nómadas y el dios civilizador originario de Teotihuacan, Quetzalcoatl – ¿el dios o el rey-sacerdote?- huye y desaparece en el lugar “donde el agua se junta con el cielo”, el horizonte marino donde aparecen alternativamente Vesper (la estrella Venus) y Lucifer. La fecha de la desaparición y transfiguración de Quetzalcoatl en la estrella de la mañana (Venus) es un año ce-acatl (987) y el año de su regreso, dice la profecía, sería también ce-acatl”.
ASUNTO DE PROFECIAS
La llegada de Hernán Cortés y su gente a México fue en 1519, un año también ce-acatl y esta coincidencia tuvo enormes repercusiones. En ese tiempo (testimonio de Sahagún) la celebración de la llegada de un año ce-acatl era motivo para que los nobles aztecas hicieran celebraciones y ofrendas a Quetzalcoatl. Era el dios de la clase dirigente y la garantía “tolteca” de la dinastía azteca.
Según Francisco López de Gómara (Historia de la Conquista de México) Moctezuma tomó a Hernán Cortés y a sus españoles por descendientes de los toltecas que habían acompañado a Quetzalcoatl de Tula a su exilio y que venían a cumplir la profecía de restaurar una nueva “edad de oro”.
Bernal Díaz Castillo (Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España) declara; “que verdaderamente debe ser cierto que somos los que sus antecesores, muchos tiempos pasados, habían dicho que vendrían hombres de donde sale el sol a señorear aquestas tierras y debemos ser nosotros.”
Moctezuma hizo llevar ante Cortés los ornamentos sagrados de Quetzalcoatl quizá con el fin de verificar su autenticidad.
El ya citado Jacques Lafaye (Quetzalcoatl y Guadalupe) nos dice; “Quetzalcoatl fue también para los españoles, gracias a la profecía de su retorno, la confirmación de su papel providencial. Este personaje –hombre, héroe, dios o nigromántico (chamán)- tranquilizaba la conciencia de unos y de otros. Para los indios era la única compensación metafísica del cataclismo de la conquista y para los españoles el que anunció su llegada.”
Dos religiosos; el dominico Diego Durán, y el jesuita Fran Juan de Tovar, dieron pie para generar la primera creación del espíritu criollo ante el desprecio de los gachupines: La presunción de una tarea evangelizadora cristiana por parte del “papa Topiltzin”, atribuyendo un espíritu cristiano a Quetzalcoatl, y mas tarde asociándolo al apóstol Santo Tomás. Algo que casi destruyó al originalísimo dominico Fray Servando Teresa de Mier ya en el siglo XIX.
Jacques Lafaye concluye: “No cabe hablar de identificación, sino mas bien de coincidencia misteriosa entre Quetzalcoatl y Jesús.”
Por lo que se quiera, los Siglos XVII y XVIII fueron los siglos en que el mito Quetzalcoatl mantuvo emocionados a los criollos (que lo llegaron a llamar “Fénix de Occidente”) o sea Ave Fénix de América. Y de este fuego aún quedan cenizas entre admiradores del aún Teotihuacan y de su desafortunada propiedad “tolteca”.
RECUPEREMOS EL TIEMPO PERDIDO
Por siglos se ha perdido la oportunidad de haber atribuido y respetado en “Tutu- Nakú” (Teotihuacan) a su verdadera naturaleza sagrada: Su representación de la VIDA, la gratitud a la VIDA y el respeto a la VIDA. Y que (al igual que en Tonantzin- Guadalupe) dan relevancia al pasado indígena.
También se ha desaprovechado su condición de aula magna para elevar el nivel de consideración a la estropeada dignidad indígena o la posibilidad de recuperar su autoestima. Así como la importancia de resaltar otros valores: El pacifismo como las mas firme herramienta de avance civilizatorio y constructivo. El aprecio a la humildad y a la modestia, etc.
Recalcamos: En “TUTU-NAKÚ” (Teotihuacan) tenemos lo más profundo del México Profundo y ojalá seamos dignos de esa valiosísima herencia, y suficientemente inteligentes como para usarla en beneficio del país entero.
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